Club suicida
“María”, de 15 años, intentó crear un “club suicida” con compañeras de su preparatoria en Gustavo A. Madero que, como ella, fueran rechazadas por sus padres.
“Para chavas que tengan problemas y que sientan que todo estaría mejor sin ellas”, indicaba la invitación para formar parte del grupo.
La idea no fue una ocurrencia de “María”, sino que se la dieron unos “amigos” que conoció por internet, pero su plan fue descubierto y detenido a tiempo gracias a la denuncia ante las autoridades judiciales de la madre de una de las jóvenes.
Este caso es conocido por las autoridades capitalinas como “el club del suicidio”, y aunque sucedió durante los primeros meses del año en una preparatoria oficial, apenas fue dado a conocer por la coordinadora general del Gabinete de Gobierno y Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez Velázquez.
Durante el primer Congreso Internacional de Educación Media Superior y Superior, la funcionaria relató cómo “María” quiso dejar de existir pero acompañada.
Para ello, repartió entre sus compañeras un sobre cerrado con las siglas CDS (club del suicidio), en el que había una invitación con un lema: “La muerte no es la mejor solución, pero puedes ayudar dando un problema menos”.
El club se reuniría los martes, y las chicas recibirían un frasco con 20 pastillas y una navaja para cortarse las venas.
Una de las 10 “invitadas”, “Juanita” —cuyo nombre fue cambiado al igual que el de la creadora del club suicida, para su protección—, no estuvo de acuerdo y le platicó lo sucedido a su madre.
La mujer informó la situación a las autoridades de la Coordinación Territorial Gustavo A. Madero 5, que abarca la zona donde se ubicaba la discoteca New’s Divine, en la que el 20 de junio pasado murieron 12 personas tras un operativo policiaco mal planeado.
La propia coordinadora general del Gabinete de Gobierno y Seguridad Pública del Distrito Federal, en compañía de un agente ministerial, del coordinador de la Policía Judicial de GAM-5, un jefe de sector y gente de Participación Ciudadana, acudieron a hablar con los directivos del plantel, cuyo nombre se mantiene en reserva.
Las autoridades escolares se mantuvieron herméticas con los funcionarios del gobierno capitalino, por lo que buscaron una alternativa.
“Un asunto tan delicado no podía quedarse sin atención; entonces, se propuso a la mamá de ‘Juanita’ iniciar una denuncia ante el Ministerio Público para que la Policía Judicial pudiera investigar lo que ocurría”, narró Rosa Icela Rodríguez.
Se entrevistó a las 10 alumnas y a cuatro maestras, tras lo cual se conoció que “María” tenía problemas de autoestima porque su madre la rechazaba por tener sobrepeso.
Algunas de las adolescentes del “club suicida” también dijeron sentir poca atención por parte de sus padres.
Respecto a las pastillas que “María” ya le había entregado a sus compañeras, el Ministerio Público informó que eran para adelgazar.
Todas, incluida “María”, reciben atención sicológica a través del Centro de Atención a Riesgos Victimales y Adicciones de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
“Para chavas que tengan problemas y que sientan que todo estaría mejor sin ellas”, indicaba la invitación para formar parte del grupo.
La idea no fue una ocurrencia de “María”, sino que se la dieron unos “amigos” que conoció por internet, pero su plan fue descubierto y detenido a tiempo gracias a la denuncia ante las autoridades judiciales de la madre de una de las jóvenes.
Este caso es conocido por las autoridades capitalinas como “el club del suicidio”, y aunque sucedió durante los primeros meses del año en una preparatoria oficial, apenas fue dado a conocer por la coordinadora general del Gabinete de Gobierno y Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez Velázquez.
Durante el primer Congreso Internacional de Educación Media Superior y Superior, la funcionaria relató cómo “María” quiso dejar de existir pero acompañada.
Para ello, repartió entre sus compañeras un sobre cerrado con las siglas CDS (club del suicidio), en el que había una invitación con un lema: “La muerte no es la mejor solución, pero puedes ayudar dando un problema menos”.
El club se reuniría los martes, y las chicas recibirían un frasco con 20 pastillas y una navaja para cortarse las venas.
Una de las 10 “invitadas”, “Juanita” —cuyo nombre fue cambiado al igual que el de la creadora del club suicida, para su protección—, no estuvo de acuerdo y le platicó lo sucedido a su madre.
La mujer informó la situación a las autoridades de la Coordinación Territorial Gustavo A. Madero 5, que abarca la zona donde se ubicaba la discoteca New’s Divine, en la que el 20 de junio pasado murieron 12 personas tras un operativo policiaco mal planeado.
La propia coordinadora general del Gabinete de Gobierno y Seguridad Pública del Distrito Federal, en compañía de un agente ministerial, del coordinador de la Policía Judicial de GAM-5, un jefe de sector y gente de Participación Ciudadana, acudieron a hablar con los directivos del plantel, cuyo nombre se mantiene en reserva.
Las autoridades escolares se mantuvieron herméticas con los funcionarios del gobierno capitalino, por lo que buscaron una alternativa.
“Un asunto tan delicado no podía quedarse sin atención; entonces, se propuso a la mamá de ‘Juanita’ iniciar una denuncia ante el Ministerio Público para que la Policía Judicial pudiera investigar lo que ocurría”, narró Rosa Icela Rodríguez.
Se entrevistó a las 10 alumnas y a cuatro maestras, tras lo cual se conoció que “María” tenía problemas de autoestima porque su madre la rechazaba por tener sobrepeso.
Algunas de las adolescentes del “club suicida” también dijeron sentir poca atención por parte de sus padres.
Respecto a las pastillas que “María” ya le había entregado a sus compañeras, el Ministerio Público informó que eran para adelgazar.
Todas, incluida “María”, reciben atención sicológica a través del Centro de Atención a Riesgos Victimales y Adicciones de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
posted by Secretos compartidos at 12:40 p.m.
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