7.3.06

Agredidas durante el noviazgo, 9 de cada 10 mujeres

"A veces tengo miedo a contradecirlo, porque no sé qué me pueda hacer, qué me vaya a responder, cómo vaya a reaccionar. Tengo miedo a hablarle. A lo mejor me puede llegar a decir pendeja, puta o miles de cosas, o puede reaccionar con un golpe. Pero sigo con él porque en mi corazón está él; a pesar de muchas cosas, lo quiero." Ximena tiene 19 años y cuenta su historia mientras mantiene el rostro agachado y las manos en los bolsillos.

Como muchas otras mujeres, vive violencia en su relación de pareja. De acuerdo con el sondeo "Amor... es sin violencia", realizado por el Instituto de la Juventud capitalino y el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (Inmujeres DF), nueve de cada 10 mujeres de 12 a 29 años han vivido situaciones de violencia en sus noviazgos, pero únicamente cinco estaban concientes de ello. En dicha encuesta se trataron de detectar las acciones violentas más comunes entre las y los jóvenes: más de la mitad recurre a los celos para agredir a su pareja y la mayoría, cuando se molesta, permanece en silencio. Aunque los golpes y los insultos son menos frecuentes, aumentan a partir de los 19 años.

Angello Baños Terrazas, coordinador del área Equidad en Infancia y Juventud del Inmujeres DF, comenta que uno de los principales problemas con los programas de combate a la violencia es que "no sabemos identificarla, pues muchas personas consideran como violencia sólo los golpes e insultos, y cuando se le pregunta a un o una joven si viven violencia dicen que no, descartando los otros tipos, como la económica, la sicológica y la emocional". Baños Terrazas define la violencia como todo acto o conducta dirigida a ofender o humillar a otra persona, ya sea de manera física, verbal, con gritos e insultos; sexual, como los toqueteos permanentes sin el consentimiento de la otra persona; sicológica, relacionada con conductas de desvalorización, y económica, mediante el control de los recursos.

Salvador, novio de Ximena, considera como violencia los golpes, pero no cree que gritar a su novia sea una manifestación de agresividad: "le digo muchas cosas porque se las merece. Si ella me hace algo, pues tengo el mismo derecho a hacerle lo mismo, ¿no?", comenta.

La violencia, producto cultural

Pero, ¿cuál es el origen de la violencia? ¿Qué factores intervienen para que los jóvenes sean violentos en sus relaciones de pareja?

La causa central de la violencia en el noviazgo, indica Baños Terrazas, es la construcción social en que vivimos, la cual parte de una mirada machista y patriarcal. La familia, la religión, los medios de comunicación, la escuela, el entorno social en que nos desarrollamos, se encargan de producirla y difundirla. El ejercicio de la violencia en nuestras relaciones, sobre todo en las de pareja, es producto de una cultura que mantiene la idea de las diferencias entre hombres y mujeres, en la cual los varones, desde su nacimiento, obtienen ciertos privilegios que los colocan por encima de las mujeres.

Es precisamente esa inequidad sociocultural la que crea relaciones de poder entre sexos, a través de la asignación de roles y estereotipos para cada uno. Esta asignación se origina principalmente en la familia. Baños Terrazas explica que "desde la infancia se enseña a los niños a ser proveedores y a las niñas a ser amas de casa. Mientras una pequeña juega con una plancha y trastecitos para el té o la comidita, el niño tiene pistolas y carritos".

Escuelas de violencia

Salvador cuenta que su padre le enseñó a beber alcohol cuando cumplió 14 años. Desde entonces, cada Navidad toma con sus familiares hasta el amanecer, mientras las mujeres preparan las botanas, compran las cervezas cuando se acaban y limpian la casa.
-Así debe ser, si no, ¿cómo?" -dice.

El ejercicio de prácticas agresivas se aprende. Ximena comenta que cuando Salvador la golpeó por primera vez su familia intentó obligarla a denunciarlo, pero ella se negó justificando esa conducta con los problemas familiares que él tenía: "yo les dije que no lo entendían, él es así porque tiene problemas en su casa y si lo quiero debo entenderlo".

Pero no son los hombres los únicos que ejercen violencia en las relaciones. Las mujeres comúnmente recurren a chantajes cuando ven amenazada la permanencia de su pareja. En la mayoría de los casos exponen su seguridad personal para generar remordimiento, o condicionan las relaciones sexuales.

Lo que bien se aprende... se puede cambiar

Los resultados de la violencia en el noviazgo: depresión, bajo rendimiento escolar, embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, intentos de suicidio y, lo esencial, la reproducción de la violencia.

De acuerdo con el estudio Hombre, violencia y crisis social. Curso sobre masculinidad, realizado en 1995 por el Centro de Educación y Comunicación Popular, en Managua, Nicaragua, la violencia es un aprendizaje y, por tanto, se desaprende. Si la causa central que genera violencia es la construcción social bajo la cual vivimos, entonces debemos cambiarla. Por ello, uno de los principales objetivos de los programas sociales es "desacostumbrar los ojos sociales a ver conductas que son considerados normales para reconocer cuándo somos víctimas de agresiones y así poder identificar cuándo una relación es violenta. Es decir, debemos enfocarnos a cambiar las relaciones sociales desde la interpretación que cada hombre y mujer tiene sobre su papel como parte de un conjunto".

Hace tres semanas, Ximena terminó con Salvador. "Ya no quiero que sepa nada de mi vida, lo mejor es dejar las cosas en paz", comenta. Pero desafortunadamente, señala Terrazas, la mayoría de los jóvenes padecen situaciones similares en sus relaciones de pareja, a falta de programas específicos para combatir la agresión en el noviazgo adolescente.

AGENCIA NOTIESE