15.11.06

Cumple cuatro años multihomicidio ocurrido en Tlalpan

A cuatro años del multihomicidio donde siete personas de la familia Narezo Loyola fueron asesinadas, el inmueble ubicado en la calle de Cuitláhuac 186, de la colonia Toriello Guerra en Tlalpan, donde ocurrió la masacre, sigue sin venderse, deshabitado y con unas flores en la puerta de afuera que recuerdan los crímenes.

A pesar del intento por vender esta casa, los familiares de Ricardo Narezo Benavides, el líder de esa familia, nadie se ha interesado en este inmueble marcado por la muerte de dos menores de edad y cinco adultos.

El caso trae a colación una de las condenas más altas de la historia, 384 años y cuatro meses de prisión a Orlando Magaña, un vecino que decidió en complicidad con otro sujeto entrar a robar a la familia Narezo Loyola.

En las paredes de este inmueble se encontraron las manchas de sangre de los cuerpos que fueron arrastrados en los pisos del baño, cuartos y jardín.

El 15 de noviembre de 2002, fueron asesinados Ricardo Narezo y su esposa, Diana Loyola Bautista, así como sus hijos Ricardo Narezo Loyola, de 20 años y las pequeñas Andrea y Diana, de 13 y 10, respectivamente.
Los asesinos también acabaron con la vida de dos empleadas de limpieza Margarita y Cecilia, quienes fueron amordazadas para acallar sus gritos.

El 30 de noviembre del 2002 Orlando Magaña fue entregado por familiares luego de permanecer a salto de mata en diferentes domicilios de otros estados de la república y del Distrito Federal.

Hijo de un comandante de la Policía Judicial Federal, Orlando Magaña, vivía en el número 178 de la misma calle en la que residían sus víctimas.

El gran pendiente para la PGJDF fue la detención del presunto cómplice de nombre Jorge Esteva o Esteban, a quien Orlando Magaña intento responsabilizar de los siete crímenes para aminorar su culpa.

De esta masacre, sobrevivió Juan Pablo Quintana, un adolescente amigo de la familia, quien tras permanecer varios meses en hospitalización debido a las lesiones de muerte que recibió, responsabilizó y reconoció a Orlando Magaña como el autor de dichos homicidios.

A pesar de que Orlando Magaña fue recluido y sentenciado en el Reclusorio Oriente, las autoridades del Distrito Federal lo trasladaron al penal de Puente Grande en Jalisco al considerarlo un reo de altísima peligrosidad.

El juez encargado del caso dictó 384 años de prisión, aunque la defensa de Magaña apeló la resolución y logró disminuir tan solo tres años, quedando en 381 años de condena, una de las más altas.

Del único sobreviviente, Juan Pablo Quintana, se sabe que se mantuvo protegido por elementos judiciales para evitar repercusiones en su contra y luego abandonó el país para salvaguardar su integridad.

Del presunto cómplice, en noviembre del 2005 se informó que un cadáver había aparecido abandonado en el estado de México y que respondía a su características, versión que nunca fue confirmada por la Procuraduría de Justicia capitalina.